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lunes, 29 de marzo de 2010

Jael Uribe






Rompiendo Puentes
Si extendemos nuestras manos es porque esperamos.
Secretamente en los rincones del alma vemos,
Lloramos y callamos.
El odio, la intolerancia y el egoísmo nos están destrozando.
Extendemos las manos,
Pero muchas veces no es porque damos,
Sino porque la mayor parte del tiempo rogamos.
¿Por qué no comprendemos el mal que causamos?
Al quedarnos silentes ante el desamparo.
Extendemos las manos como quien ya no puede,
y solicita las fuerzas de sus hermanos.
Mientras muchos se hacen sordos y otros yacen callados,
Amasando una riqueza que inclina la balanza a un solo lado.
¡No entiendo el porque continuamos viviendo con los ojos cerrados!
Y nos quedamos inertes ante patrones pasados.
Extendemos nuestras manos,
¿Estarán suplicando?
Por un cambio de mente, de conciencia y de vida,
Por un merecido descanso.
¿Qué sabemos nosotros de la lucha de los menos afortunados,
de esas almas que llevan por fuera sus llagas y desgastan sus fuerzas
haciendo parir la tierra que te alimenta
para que tú te sientas “HUMANO”?
Muchas veces se extienden esas manos,
Que imploran porque tú indeferencia se haga a un lado.
Que te piden que también extiendas tus manos
y que los ayudes a cruzar el río de fango.
Y tú ¿Qué haces para detener el llanto,
para romper las ataduras y los orgullos falsos?
¿Por qué no ves las manos que se extienden a tu paso,
que te están implorando un trato más solidario,
Que te piden que recuerdes que también son tus hermanos?
Manos extendidas que lentamente se van cansado
Que se van adormeciendo,
que se van callando.
A la vista de un mundo que se está olvidando
De sin la tolerancia, el amor ni el respeto,
Únicamente nos queda el caos.

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